Desconfiemos de las víctimas. Bajo su apariencia desvalida las víctimas esconden un lado oscuro. Las víctimas convierten su aparente debilidad en un argumento irrebatible: ¡Soy la víctima, merezco respeto! ¡Lo que digo lo digo con conocimento de causa! ¡Qué sabréis vosotros, que no habéis pasado por esto! ¡Respetad mi dolor!
Ante esta argumentación cualquiera que pretenda rebatir a una víctima se convierte en un ser despreciable incapaz de ponerse en su lugar. De esta manera la víctima consigue imponer sus ideas sin necesidad de argumentarlas y a sabiendas de que dificilmente nadie se atreverá a cuestionárselas. La victima es poseedora de la Verdad Absoluta y puede así manipular (consciente o inconscientemente) a los demás con absoluta impunidad.
Las víctimas por el hecho de serlo no merecen mayor respeto que el resto de la Humanidad. Se puede ser víctima y a la vez gilipollas. Incluso se puede ser víctima y a la vez verdugo. De hecho estoy convencido de que todos tenemos algo de víctimas y algo de verdugos. Con lo cual es estúpido cargar a las víctimas de razón, puesto que víctimas somos todos. Y si todos tenemos razón....
Dedicado a los que sufren a las autodenominadas víctimas
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viernes, enero 05, 2007
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1 comentario:
Me parece correcto "No al chantaje emocional"
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